“Mi mente y el mundo está compuestos de los mismos elementos” (Erwin Schrödinger)
“El orden del mundo y el orden de la mente es el mismo” (Spinoza)
“El lenguaje es una representación isomórfica o modelo del mundo” (Wittgenstein)
“El pensamiento es un sistema” (David Bohm)
Los Modelos Mentales
En primer lugar, hay que distinguir entre teorías de la mente y modelos mentales. Las teorías de la mente intentan explicar qué es la mente. Los modelos mentales intentan explicar cómo funciona la mente.
En la historia de la filosofía y del pensamiento científico se han planteado varias teorías sobre la mente, entre ellas:
Hay una sola naturaleza que se manifiesta como mente y como materia. Es la teoría monista.
La mente y la materia son de diferente naturaleza. Es la teoría dualista.
La mente es un epifenómeno del cerebro. La actividad mental es una consecuencia del inmenso número de interconexiones entre las neuronas del cerebro. Es la teoría fisicalista.
La mente es solo un reflejo del mundo exterior, una abstracción de la percepción. Es la teoría de los empiristas.
La mente es lo mismo que el cerebro. Es la teoría de la identidad.
La mente es el software del cerebro. No hay diferencia fundamental entre inteligencia natural e inteligencia artificial. Es la teoría informática o computacional.
La mente no existe. La mente es un sistema de estructuras de significado a través del cual una persona está en contacto con los mundo físico y social.
La expresión “modelo mental” fue utilizado por primera vez por Kenneth Craik [1967] en su libro de 1943 “The Nature of Explanation” (La Naturaleza de la Explicación). Este psicólogo escocés afirmaba que la mente construye modelos “a pequeña escala” de la realidad, para explicarla, razonar, anticipar situaciones, etc.
Antes de Craik, Georges-Henri Luquet [1978] desarrolló la idea del modelo mental en su libro de 1927 “Le dessin enfantin” (El dibujo infantil), en el que sostenía que los niños construyen “modelos internos” de la realidad.
Para el primer Wittgenstein −el del Tractatus, obra publicada en 1922−, la mente elabora estructuras lingüísticas que reflejan la estructura de la realidad. Hay correspondencia entre la estructura de la realidad interna (mental), la realidad externa y la estructura lógica del lenguaje. Por lo tanto, el modelo de la mente es la estructura lógica del lenguaje.
La Ciencia Cognitiva apareció en 1956 e integró diferentes disciplinas con el objeto de aunar esfuerzos para tratar de resolver el problema de la mente: qué es, cómo funciona, qué es la cognición, cómo construimos nuevas ideas, cómo tomamos decisiones, cómo interactuamos con el entorno, etc. La Ciencia Cognitiva integra 6 ciencias (el llamado “hexágono cognitivo”): neurociencia, IA (inteligencia artificial), psicología, lingüística, antropología y filosofía. Se supone que existe una relación de correspondencia entre lo interno y lo externo, entre las representaciones internas y la realidad objetiva, por lo que uno de los problemas más importantes de la Ciencia Cognitiva es la cuestión de la representación interna de la realidad externa.
En los años 1980s se publicaron dos obras con el mismo título: “Mental Models” (Modelos Mentales) [Johnson-Laird, 1986] [Gentner & Stevens, 1983], pero con orientaciones diferentes.
El problema de los modelos mentales es que no se pueden verificar de manera empírica (objetiva), pues se trata de una tarea imposible al pertenecer al mundo interno (subjetivo). Pero con la aparición del ordenador y la IA se facilitaron un poco las cosas, pues permitían modelar algo parecido a los procesos mentales (razonamiento, aprendizaje, etc.) y experimentar con ellos de manera objetiva para sacar conclusiones y aproximarse al conocimiento de la mente. Antes que la IA, la cibernética también detectó analogías notables entre los sistemas de control y ciertos aspectos del funcionamiento de la mente humana.
A lo largo de la historia se han propuesto diferentes modelos de la mente humana. Cada uno de estos modelos utiliza un paradigma diferente. Hasta ahora no ha aparecido un “modelo universal” de la mente, basado en un paradigma universal capaz de contemplar los diferentes paradigmas particulares.
El modelo computacional
Con la aparición del ordenador −una realización de la mente humana−, en seguida surgió la metáfora “la mente es el software de un ordenador y el cerebro es el hardware”. De hecho, a los ordenadores se les denomina “cerebros electrónicos”. Apareció entonces el modelo computacional de la mente (o computacionalismo): los procesos mentales son computaciones.
Esta metáfora estaba muy justificada, al existir muchas analogías entre el ordenador y la mente:
Hardware. Se corresponde físicamente con el cerebro.
Software. La mente es el software del cerebro. El software es flexible, capaz de adoptar todo tipo de contenidos.
Instrucciones. Son los principios o primitivas de la mente. Se corresponden con los elementos intermediarios entre hardware y software.
Memoria. La memoria del ordenador se corresponde con la memoria del cerebro.
Juego de instrucciones. Es el léxico de la mente (semántica lexical).
Lenguaje de máquina. Lenguaje de la mente (semántica estructural).
Proceso. El proceso de datos o de información se corresponde con los procesos mentales.
Representaciones simbólicas. Se corresponden con las representaciones mentales.
Lógica. La lógica booleana que utiliza el ordenador es la lógica del razonamiento humano. Esta idea tiene sus raíces filosóficas principalmente en Hobbes (”el razonamiento no es más que cálculo”) y Leibniz (que intentó crear un cálculo lógico del razonamiento humano).
Entrada/Salida. Los dispositivos de entrada y salida se corresponden, respectivamente, con los órganos sensoriales (de entrada) y con las respuestas (de salida) al exterior.
Los ordenadores son sistemas computacionales. Su tecnología está inspirada en la “máquina de Turing Universal” (MTU), un dispositivo teórico simple gobernado por reglas, con una memoria lineal ilimitada (una cinta de casillas discretas), con estados internos y un dispositivo de lectura/grabación de símbolos en la memoria y con capacidad de desplazarse una casilla cada vez en la cinta, a izquierda o derecha. La MTU puede emular cualquier máquina de Turing (MT) particular pues incluye en la memoria su código correspondiente. Como la MTU representa el concepto de computación de una manera muy simple, el primer modelo computacional de la mente fue la MTU.
Pero el problema de la metáfora del ordenador, la cuestión principal, es la semántica. Los ordenadores solo son manipuladores de símbolos, no manejan significados; son instrumentos formales, sintácticos, superficiales. Esta limitación de los ordenadores está reflejada en la famosa metáfora de la “caja china” de John Searle. Para John Searle, los aspectos más importantes de la conciencia (la intencionalidad, la semántica y la cualidad subjetiva) nunca podrán programarse.
La MTU representa la esencia de la computación de una manera muy simple, pero es muy superficial. La MTU no puede ser, evidentemente, un modelo de la mente por muchas razones. La principal es que es un sistema formal puro, que no maneja significados. Pero hay otras: utiliza memoria de estructura lineal; maneja datos (no información, y mucho menos conocimiento); las reglas son de detalle, particulares, no manejan información genérica; y el sistema de acceso y modificación de la memoria es muy limitado.
El modelo modular
Jerry Fodor −uno de los investigadores más destacados en el tema de modelos mentales y la filosofía de la mente− en su libro “La modularidad de la mente” [1986], defiende el modelo modular de la mente: la mente está dividida en módulos, cada uno realizando una función específica, y con conexiones entre ellos. Este modelo se encuadra dentro la tesis o metáfora computacional: la mente es un ordenador de propósito general que procesa información.
En este modelo se plantean varias cuestiones:
La granularidad, es decir, el tamaño o magnitud de esos módulos. En el extremo inferior, un módulo puede ser un simple componente. En el extremo superior, un módulo puede ser un sistema completo. Estos dos extremos corresponden, respectivamente, a las versiones débil y fuerte de la modularidad. Un módulo en la versión fuerte se denomina también “módulo Fodor”, pues este autor propugna la concepción sistémica de los módulos mentales.
La estructura o relaciones entre los módulos. Los módulos pueden formar etructuras de muchas maneras, siendo las dos más importantes la de red y la jerárquizada. Esta última es la que poseen los sistemas físicos (células, tejidos, órganos, etc.).
El tipo de comunicación entre módulos. La concepción más habitual es suponer que un módulo recibe una entrada y produce una salida. Las entradas/salidas pueden ser también con el exterior (visión, audición, etc.). Se supone que los módulos están conectados de manera fija.
El grado de independencia de cada módulo. Lo normal es suponer que cada módulo está aislado de los demás, es decir, encapsulado con información propia, con procedimientos internos, e inaccesible desde otros módulos. Al ser los módulos independientes, pueden funcionar en paralelo.
La relación entre los módulos mentales y las estructuras neuronales del cerebro.
Según el modelo de Fodor, hay dos tipos de facultades mentales:
Las verticales, que son específicas de cada dominio y están implementadas como módulos. Un módulo mental es un sistema de procesamiento de información específico de un dominio (por ejemplo, el color, la forma, las relaciones espaciales, etc.), de proceso extremadamente rápido, encapsulado (inaccesible desde otros módulos), asociado con estructura neuronales particulares, innatos, con entradas restringidas (por ejemplo, el sistema visual está restringido a señales visuales) y que producen salidas superficiales, formales, no conceptuales. Ejemplos de sistemas modulares son los procesos perceptuales (el sistema visual, auditivo, etc.) y los lingüísticos.
Las horizontales, que son genéricas, es decir, independientes de los contenidos a los que se apliquen. Están implementadas como sistemas no-modulares, son de carácter central, global y holístico. Estos sistemas elaboran conceptos, fijan creencias y realizan reconocimiento de objetos. Por ejemplo, la atención, la memoria y el pensamiento.
El modelo funcional (o conductista)
Según el modelo funcional de la mente, todos los procesos mentales son funciones. Estas funciones realizan una labor mediadora entre las entradas sensoriales y las salidas motoras, y se pueden describir en forma de algoritmos. No importa cómo esté organizada internamente la mente. La mente es una caja negra. Lo importante es el comportamiento y los algoritmos con los que se identifican las funciones mentales.
El modelo funcional de la mente distingue entre lo estructural (la organización neuronal) y lo funcional (las funciones del cerebro). Lo funcional es independiente de su forma de implementación física; pueden ser llevadas a cabo mediante sistemas naturales o artificiales.
El funcionalismo mental fue formulado por primera vez por Hilary Putnam en 1960, que se considera el “padre” del funcionalismo mental [Putnam, 1960], aunque actualmente es uno de los mayores críticos del funcionalismo [Putnam, 1990]. Otros defensores de este modelo son Fodor y Johnson-Laird. Para Fodor, los módulos mentales son de tipo funcional. Para Johnson-Laird, la psicología se reduce al estudio de los programas funcionales, que son independientes de la neurofisiología.
El problema del funcionalismo es que no puede explicar ni modelar los qualia, las cualidades subjetivas de las experiencias individuales.
El modelo simbólico
Según el modelo simbólico, también inspirado en la metáfora del ordenador, la mente es un ordenador manipulador de símbolos:
Los conceptos son símbolos.
Los contenidos mentales son estructuras de símbolos.
El lenguaje mental es un lenguaje simbólico.
El individuo interactúa con el entorno mediante las representaciones internas simbólicas.
Los símbolos son arbitrarios. No guardan relación de similitud con sus referentes.
Los símbolos se combinan según determinados patrones sintácticos.
Los símbolos son amodales, es decir, independientes de la modalidad sensorial de la información. Por ejemplo, el símbolo mental correspondiente a “mesa” es el mismo si veo una mesa, si escucho la palabra “mesa”, si la veo escrita, etc.
Allen Newell y Herbert Simon formularon la hipótesis de la mente como un “sistema de símbolos físicos” [Newell, 1994] [ver Comparaciones – MENTAL vs. IPS].
Los problemas del modelo simbólico son:
No se ha realizado hasta ahora ninguna implementación en ordenador de este modelo.
Los símbolos individuales no tienen significado (referencia conceptual). El significado se reduce a las relaciones entre los símbolos.
Las teorías simbolistas no son falsables.
El modelo conexionista
El modelo conexionista también denominado “subsimbólico” es una alternativa al simplista modelo simbólico. Es un modelo que combina la modularidad y el funcionalismo. Según este modelo, la mente es una red de conexiones, que son reflejo de la red de conexiones neuronales. Esta red es distribuida y dinámica. Los representantes de la escuela conexionista son Patricia Churchland y Terrence Sejnowski [1994].
El modelo conexionista más conocido es el modelo neuronal basado en neuronas artificiales de Walter Pitts y Warren McCulloch [1943]. Las neuronas artificiales son procesadores simples, con conexiones entre ellas (el grado o fuerza de una conexión está determinada por pesos o valores), con procesos distribuidos en paralelo y con reglas de aprendizaje. La red “aprende” mediante una serie de casos seleccionados.
Este modelo se basa en la forma de operar que tiene el sistema nervioso de los organismos vivos. El proceso computacional normal es local, linal y causal. El proceso en red es global, no lineal y recursivo. Las conexiones entre neuronas se representan en un lenguaje lógico. Una neurona, cuando es activada, active a otras, con lo que se establece una analogía entre una proposición y sus inferencias lógicas.
Un problema básico de este modelo es su dificultad para realizar operaciones recursivas, operaciones que son representativas de la cognición humana.
El modelo lingüístico (o representacional)
Según este modelo postulado inicialmente por Jerry Fodor [1985] y secundado por Steven Pinker [2009] la mente tiene un lenguaje propio: el lenguaje del pensamiento: mentalese (palabra latina que se traduce como “mentales” en español). Fodor lo justifica por analogía: como el lenguaje externo (hablado) es sistemático y expresa pensamientos, entonces los pensamientos tienen que ser también sistemáticos y también deben estar regidos por un lenguaje interno. La hipótesis del lenguaje del pensamiento se basa en la representación interna de los contenidos mentales y el computacionalismo.
Las características del hipotético lenguaje del pensamiento son:
Es algo real, innato, que está codificado en el cerebro, y no es solo una herramienta explicativa.
Tiene su propia sintaxis, basada en “tokens”, que corresponden a conceptos simples. La sintaxis juega un papel mediador entre el poder de los símbolos y su contenido semántico.
Mediante reglas lógicas combinatorias, se forman conceptos o pensamientos más complejos.
El pensamiento consiste en operaciones computacionales sobre las representaciones internas del lenguaje del pensamiento.
Otros modelos
El modelo de la identidad [1956].
Formulada por John Smart y Ullin Place en 1956, afirma que un estado mental es idéntico a un estado neuronal.
“La Sociedad de la Mente”, de Marvin Minsky [1986].
Según Minsky, la mente está constituida por muchos pequeños procesos llamados “agentes”. Cada uno de estos agentes individualmente solo realizan tareas simples, y no poseen mente. Sin embargo, la reunión de de estos agentes en sociedades conduce a los procesos mentales. La inteligencia puede ser el resultado de una jerarquía de agentes.
El modelo instintivo, de Steven Pinker [2009].
Pinker es un científico cognitivo, defensor de la psicología evolucionista y de la teoría representacional de la mente. Según este autor, la mente y el lenguaje son “instintos”, adaptaciones biológicas resultados de la selección natural.
La Dinámica de Sistemas, de Jay Forrester [1961].
Jay Forrester es el “padre” de la Dinámica de Sistemas y su libro “Industrial Dynamics” [1961], se considera el arranque de la misma. Esta disciplina es de tipo general, pues estudia toda clase de sistemas dinámicos complejos (sociales, de ingeniería civil e industrial, ciudades, etc.) mediante simulación, con la ayuda de modelos informáticos.
Forrester estableció un paralelismo entre todos los sistemas dinámicos y un sistema de tipo hidrodinámico, constituido por depósitos intercomunicados por canales, con retardos y bucles de realimentación, variando mediante flujos los niveles de esos depósitos, con la ayuda elementos exógenos (válvulas).
Como la Dinámica de Sistemas es una teoría genérica de los sistemas complejos, se ha sugerido que podría servir también como modelo matemático formal de la complejidad de la mente.
El modelo de las inteligencias múltiples de Howard Gardner [2003].
En realidad no es un modelo completo de la mente, sino solo de la inteligencia. Es un modelo propuesto en 1983 por Gardner en el que postula que la inteligencia no es algo unitario, sino que está constituida por múltiples inteligencias distintas e independientes. La inteligencia es a la vez innata y adquirida. Gardner define la inteligencia como la “capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas”, y distingue ocho diferentes tipos de inteligencia: lingüístico-verbal, lógico matemática, espacial, musical, corporal cinéstésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista.
La mente como sistema, de Gregory Bateson [1972, 2010].
Bateson era un universalista que buscaba una teoría o fundamentación sintética de la realidad interna (mental) y externa (física) a través de la integración y armonización de todos los saberes. Influido por la Cibernética y la Teoría General de Sistemas, consideraba que:
La realidad es un sistema de componentes jerarquizados e interdependientes y en donde la realimentación juega un papel preponderante. Los componentes se comunican (o expresan) mediante las diferencias, que son ideas. Estas relaciones de comunicación son lo verdaderamente importante y no los componentes en sí. La diferencia debe ser considerada la unidad de información.
La mente es un sistema: un agregado de partes o componentes interactuantes. La mente es un sistema cibernético porque procesa información y tiene retroalimentación. El proceso mental está basado en la realimentación. La interacción entre las partes de la mente es desencadenada por la diferencia. Los efectos de la diferencia son procesos de transformación. La clasificación de estos procesos de transformación revelan una jerarquía lógica en todos los fenómenos mentales.
Hay un ecosistema global y una Mente global e inmanente en la se subsumen todas las demás mentes. Esta Mente global es equiparable a Dios.
El modelo de Daniel Dennett [2009].
Dennett es un defensor del modelo computacional de la mente, pero separa contendido mental y conciencia. La conciencia es una máquina virtual que se basa en algoritmos genéricos o de alto nivel y que actúa como mecanismo de control. La conciencia es un pensamiento abstracto de alto nivel. La conciencia es un fenómeno derivado o emergente de la mente por un proceso de generalización, de selección natural, un producto de la evolución. La conciencia es el algoritmo y la mente el procesador de la información.
La teoría de Dennett es consistente con la IA fuerte (las máquinas pueden emular la mente humana).
MENTAL, una Teoría y un Modelo de la Mente
Los conceptos primarios
El proceso de pensar es aparentemente complejo. Pero a lo largo de la historia, diversos autores han planteado la posibilidad de que dicha complejidad sea el resultado de la combinación de un conjunto básico de conceptos. La identificación de dichos conceptos y sus mecanismos combinatorios constituiría el llamado “lenguaje del pensamiento”, con el que podría construirse un lenguaje universal y perfecto [Eco, 1993].
“La comunidad psicológica sufre de un caso severo de envidia física. Todos han estado buscando un conjunto mínimo de principios básicos de psicología, una colección muy pequeña de ideas increíblemente poderosas que, por sí solas, pueden explicar cómo funciona la mente” (Marvin Minsky).
La búsqueda de esos conceptos se fundamenta en dos posibles movimientos de la conciencia:
Descendente (o particularista).
Mediante un proceso de refinamiento sucesivo, tratar de llegar a una serie de conceptos primitivos o atómicos. El resto de los conceptos resultarían de la combinación de dichos conceptos primitivos, mediante un proceso constructivo de sentido ascendente.
Ascendente (o generalista).
Mediante un proceso de abstracción creciente, llegar a una serie de conceptos genéricos, de alto nivel, categorías filosóficas o principios generales. Todos los demás conceptos serían particularizaciones o proyecciones de dichos conceptos genéricos, en un proceso de sentido descendente.
Respecto al primer caso, no hay evidencia, ni lingüística ni psicológica, de la existencia de un conjunto de conceptos atómicos, indivisibles, a partir de los cuales puedan construirse todos los demás. En cambio, en el sentido opuesto, el de la abstracción y la generalidad, sí es posible identificar conceptos cada vez más genéricos que engloben a otros más particulares. Esto se justifica por tres razones:
En primer lugar, por existir una jerarquía de conceptos, con diversos grados de generalidad, de tal forma que la intensión de dichos conceptos es cada vez mayor hasta cubrir toda la realidad.
En segundo lugar, por la tendencia natural hacia una economía cognitiva, orientada a obtener el máximo de información empleando el mínimo número de recursos cognitivos.
En tercer lugar, porque, una vez establecidos los conceptos genéricos, se pueden combinar para crear conceptos de menor nivel, por ejemplo, el concepto “hombre” es un concepto derivado de “animal” y “racional”.
Los arquetipos de la conciencia
Un modelo de un sistema es un esquema conceptual general de su estructura y funcionamiento, capaz de explicar todos sus comportamientos particulares. Pero tratar de crear un modelo de la mente con la ayuda de la mente es una tarea imposible por paradójica y auto-referente. Nos encontramos con una situación análoga al problema de la formalización de la semántica y de la conciencia.
Para realizar un modelo de la mente, es necesario situarse en un plano superior a la mente, que es la conciencia, pues como facultad del alma está por encima de la mente, siendo ésta un instrumento de la conciencia. La mente no está en el cerebro ni es un epifenómeno del cerebro. La mente está en una dimensión superior al cerebro.
En este sentido, los arquetipos de la conciencia, en si mismos constituyen el modelo de la mente porque constituyen la suprema abstracción. Los arquetipos primarios son el fundamento de los mundos posibles, y son comunes al mundo interno (mental) y al mundo externo (físico).
En MENTAL, teoría y modelo coinciden, pues integra el qué es la mente y cómo funciona la mente. Integra estos dos conceptos complementarios, es decir, lo sintético y lo analítico.
La mente humana es compleja, pero sabemos que es de naturaleza semántica, es decir, se fundamenta en una estructura de conceptos para aprehender la realidad, conceptos que van desde los más simples a los más complejos, que deben ser combinaciones de los simples.
MENTAL es un lenguaje simple (aunque capaz de representar la complejidad) y tiene un fundamento semántico. A partir de estas dos afirmaciones parece lógico y natural presentar a MENTAL como un acercamiento a un supuesto “lenguaje de la mente”. Y decimos “lenguaje de la mente” o “lenguaje mental” (esta vez la palabra “mental” sin mayúsculas) y no “lenguaje del pensamiento”, pues el primero es más genérico que el segundo, pues cubre los aspectos de estado o representacional (memoria) y los de proceso (o computacionales).
Características de MENTAL, como modelo de la mente
Conceptos abstractos y universales.
MENTAL se fundamenta en un conjunto de conceptos abstractos y universales que son los arquetipos primarios, los arquetipos de la conciencia. Estos arquetipos primarios forman un lenguaje, pues pueden combinarse libremente.
Mundo interno y mundo externo comparten los mismos principios, las mismas raíces: los arquetipos primarios o arquetipos de la conciencia. Estos arquetipos se reflejan en el lenguaje. La mente está conectada con la conciencia a través de los arquetipos primarios.
Simplicidad.
La naturaleza actúa siguiendo el principio de economía. Por lo tanto, el modelo de la mente tiene que ser el más simple posible y basarse en el menor número posible de conceptos primitivos. Las relaciones entre estos conceptos también deben ser las más simples posibles. La máxima simplicidad se logra cuando estas relaciones las proporcionan los mismos conceptos primitivos, es decir, cuando en el lenguaje la semántica estructural es igual a la semántica lexical.
Abstracción suprema.
El modelo de MENTAL trasciende toda situación particular, se eleva hacia la máxima abstracción posible que fundamenta a todo contenido mental.
No-localidad.
La mente es un sistema en el que todos los contenidos son no-locales; todo está conectado con todo. En la mente no hay espacio físico; hay espacio mental en el que los contenidos están interrelacionados.
En MENTAL el espacio es abstracto, que es a la vez local y no-local. El espacio abstracto en el que se almacenan los contenidos concretos: las expresiones (que están interrelacionadas), que se corresponden con los contenidos mentales.
El espacio abstracto es el espacio en el que “viven” toda clase de expresiones interrelacionadas: secuencias, conjuntos, funciones, procedimientos, reglas, objetos, etc.
Lenguaje de la conciencia.
Conciencia y modelo mental van de la mano. El modelo de la mente está basado en el modelo de la conciencia. La conciencia se manifiesta en la estructura de los contenidos mentales. La conciencia manifestada como estructura es el soporte de todos los contenidos mentales. No puede haber contenido sin estructura. Los arquetipos primarios de la conciencia son “formas sin contenido”, como decía Jung. La conciencia une todos los pares de opuestos y los integra en una unidad coherente.
El modelo mental es el propio lenguaje MENTAL. El modelo de MENTAL permite relacionar los pares de opuestos: lo descriptivo y lo operativo, lo estático y lo dinámico, lo general y lo particular, etc. También conecta los el nivel profundo (de los arquetipos primarios) y el nivel superficial de las expresiones.
Modelo de la IA.
El modelo de MENTAL es un modelo y un lenguaje para la IA, de tal forma que facilita y simplifica el desarrollo de aplicaciones de IA, incluyendo la representación y gestión del conocimiento. MENTAL supone la máxima IA posible.
Unificación y universalidad.
Con MENTAL se diluyen las fronteras entre la IA, el modelo de la mente, el lenguaje y la conciencia. El modelo mental refleja la estructura de la realidad, pero también trasciende la propia realidad. MENTAL es la Carta Magna de los mundos posibles.
Meta-modelo.
MENTAL integra todos los modelos de la mente mencionados anteriormente. No rivaliza con otros posibles modelos, sino que los incluye como casos particulares. Se trata de algo análogo a los paradigmas de programación en informática, al suministrar un paradigma unificador. Realmente, más que un modelo, MENTAL es un meta-modelo de la mente, pues permite construir modelos basados en paradigmas mentales particulares.
MENTAL no es, pues, un modelo concreto de la mente, pues si lo fuera sería un modelo limitado, porque ser un modelo concreto implica ser superficial, y la mente es de naturaleza profunda, universal, semántica y no puede exteriorizarse (o manifestarse) a sí misma como modelo.
El modelo mental funciona a nivel interno, por lo que no puede ser representable, expresable a nivel externo, pues sería una contradicción. La mente no se puede capturar con un esquema determinado, sino con principios o primitivas conceptuales, que son inexpresables. Lo que sí es posible es la representación de contenidos concretos, que son manifestaciones de lo interno.
La analogía mente-ordenador.
Con MENTAL, la analogía entre mente y ordenador se hace más clara. Si consideramos MENTAL como sistema operativo de un ordenador y como lenguaje de aplicaciones, tenemos que la mente funciona como un ordenador que posee 12 pares de “instrucciones” (las 12 primitivas y sus opuestas), que no solo sirven para modelizar procesos sino para describir estructuras cognoscitivas.
Especialmente importante es el tema de la unión entre sintaxis y semántica: toda expresión sintáctica, formal, lleva asociada una semántica de supremo nivel de abstracción. Este aspecto es clave para la unión mente-ordenador. Como los ordenadores son solo manipuladores de símbolos, no tienen semántica, la máxima aproximación posible a la semántica es a través de la utilización de primitivas semánticas o arquetipos primarios.
Unión de pensamiento, lenguaje y conciencia.
Lenguaje y pensamiento están ligados entre sí como opuestos: el lenguaje (externo) y pensamiento (interno) es una interrelación dialéctica, como afirma el psicólogo ruso Vigotsky:
El pensamiento no solo se expresa con palabras, sino que también cobra existencia a través de ellas. Las estructuras del habla se convierten en estructuras del pensamiento.
La conciencia es la que liga pensamiento y lenguaje.
El pensamiento es lingüístico por naturaleza, y el lenguaje (externo) es el instrumento del pensamiento (lenguaje interno).
La memoria humana se apoya principalmente en el lenguaje, tiene estructura lingüística, y el lenguaje se apoya en la memoria.
Grados de libertad.
La mente no tiene un modelo concreto. La mente tiene grados de libertad o dimensiones con los cuales se construyen los contenidos y los modelos mentales. La mente tampoco tiene un lenguaje concreto. Con los grados de libertad se construyen los lenguajes y paradigmas particulares. Este es también el metamodelo y el metalenguaje de MENTAL.
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